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“Mantener una posición no alineada y pragmática es fundamental” para la región, asegura Cassiana Fernández de JPMorgan

La jefa de Investigación Económica para América Latina de la firma proyecta un dólar más débil, monedas regionales más fuertes y advierte sobre los riesgos de tomar partido en la disputa entre EEUU y China.

Por María Gabriela Arteaga / Foto: JPMorgan I Publicado: Viernes 19 de diciembre de 2025 I 04:00
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En un contexto global marcado por la desaceleración económica, la redefinición de la política comercial de Estados Unidos y un intenso ciclo electoral en América Latina, la región enfrenta un escenario complejo, pero que también está lleno de oportunidades.

Ese es el análisis que hizo la jefa de investigación para Latinoamérica de JPMorgan, Cassiana Fernández, quien destacó que actualmente no existe una única historia para la región aunque sí hay elementos comunes, como la reciente debilidad del dólar, la apreciación de las monedas locales y la necesidad urgente de avanzar en reformas estructurales para atraer inversión y sostener el crecimiento hacia 2026.

– ¿Cómo ha cambiado el escenario regional tras el llamado “Liberation Day” en EEUU?

– Desde entonces, el mercado pasó de una visión de excepcionalismo estadounidense y dólar fuerte a uno de desaceleración más marcada, incluso con riesgo de recesión. Sin embargo, la economía de EEUU ha mostrado más resiliencia de la esperada y eso también se ha reflejado en América Latina, moderando los impactos negativos iniciales.

– ¿Qué diferencias ve entre la América Latina del primer Gobierno de Trump y la actual?

– Hoy hay un foco mucho mayor de la política exterior de Washington sobre América Latina. Aunque al inicio del Gobierno había mucha preocupación, especialmente por México, luego vimos como la región se ha beneficiado de una economía global más activa. Eso sí, hemos visto un uso más explícito de aranceles y medidas comerciales, incluso con componentes políticos, como con Argentina o Brasil, lo que marca una diferencia importante respecto de la primera administración.

– En esa línea, ¿cómo evalúa la respuesta de los gobiernos latinoamericanos frente a Trump?

– Lo más llamativo ha sido el pragmatismo, sobre todo de Claudia Sheinbaum en México, y de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil. México sabe cuán dependiente es de la economía estadounidense y Brasil ha evitado una reacción confrontacional, sabiendo además que EEUU no es un actor tan relevante como comprador de productos brasileños, como si lo es China.

– ¿Qué riesgos ve en estrategias más confrontacionales, como en el caso de Colombia?

– Colombia depende más de EEUU no solo por exportaciones, sino también por remesas. El discurso nacionalista puede sostenerse más tiempo en un contexto electoral y de alta polarización, pero eso eleva la temperatura financiera y puede tener costos económicos relevantes.

– Precisamente, de cara al ciclo electoral que vive la región, ¿es el pragmatismo la mejor estrategia?

– Sí. Aunque para algunos países EEUU no sea el principal socio comercial, sigue siendo clave en inversión directa, mercados financieros y el rol del dólar. Mantener una posición no alineada y pragmática es fundamental.

– ¿Cómo manejar la relación con EEUU y China al mismo tiempo?

– No hay necesidad de tomar partido. Países como Chile, Brasil o Perú deben mantenerse no alineados. Tomar una parte conlleva riesgos elevados, especialmente para los mercados de capitales, que pueden ser más dañinos que, incluso, los aranceles altos.

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– Hacia el año por venir, ¿qué proyección tienen para el dólar y las monedas de la región?

– Somos más constructivos con las monedas latinoamericanas, incluido el peso chileno, especialmente en la primera mitad del próximo período. Esperamos un dólar más débil, apoyado por recortes de tasas de la Fed y precios del cobre más altos, lo que favorece a Chile.

– ¿Y para la inflación?

– No vemos cambios drásticos. En Brasil, el IPC podría cerrar 2025 en torno a 4,5% y bajar a 3,6% en 2026. En México, pasa lo opuesto. Se aceleraría levemente de 3,6% a 3,8% el año siguiente. En Chile, vemos desaceleración desde 4,5% a cerca de 3,5%. Argentina es un caso aparte, pero es un buen ejemplo sobre la importancia del ajuste fiscal sobre la dinámica de la inflación. Ahora está por debajo del 30% y el próximo año vemos 17,2%, que sigue siendo alto pero baja considerablemente del 200% de 2023.

– ¿Sigue siendo Chile un referente regional?

– Ese rol se ha debilitado desde 2019, pero hay espacio para recuperarlo, especialmente en estabilidad macro y financiera. Mucho dependerá de las reformas del próximo Gobierno y de cómo se maneje la política fiscal. Comparado con Brasil y Colombia, Chile aún tiene ventajas relativas.

– ¿Qué impacto tendría un eventual cambio en Venezuela?

– Podría mejorar la confianza en el corto plazo, pero los cambios estructurales tardarían años. No esperamos ajustes significativos en las proyecciones regionales en el corto plazo, salvo que el proceso sea traumático o violento.

– ¿Cuáles son los principales desafíos para la región?

– Avanzar en reformas estructurales para aumentar la inversión, mejorar la disciplina fiscal y aprovechar oportunidades en infraestructura, logística y commodities estratégicos como litio, cobre y tierras raras. También es clave mejorar la seguridad y reducir la criminalidad, un factor fundamental para atraer inversión y desarrollar sectores como el turismo.

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